Algo a lo que he aprendido a prestarle atención en la vida de Josué, Moisés y demás personajes bíblicos con asignaciones del Señor, es la manera en la que Dios siempre les brindaba instrucciones, y por extrañas o difíciles que fueran, ellos siempre obedecían. Estos hombres de Dios siempre se mostraron fieles al Señor y esa fidelidad en la obediencia les concedía la victoria.
Hoy, mientras leía Josué 6, no pude evitar detenerme a contemplar la belleza de la amistad que mantenía el Señor con Josué. Dios ya le había prometido a Josué que había entregado en sus manos Jericó, sin embargo, la palabra nos enseña que a causa de esa victoria que el pueblo de Dios estaba por experimentar, todo Jericó estaba bien cerrada; es decir, todo lo natural se veía opuesto a lo que Dios estaba diciéndole a Josué. Es entonces, cuando el Señor empieza a dar instrucciones para disolver el problema.
- El problema.
«Ahora bien, las puertas de Jericó estaban bien cerradas, porque la gente tenía miedo de los israelitas. A nadie se le permitía entrar ni salir». Josué 6:1 - La estrategia.
«Pero el Señor le dijo a Josué: «Te he entregado a Jericó, a su rey y a todos sus guerreros fuertes. Tú y tus hombres de guerra marcharán alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días...» Josué 6:2-3 - La obediencia.
«Después, dio estas órdenes al pueblo: «Marchen alrededor de la ciudad, los hombres armados irán al frente, delante del arca del Señor». Josué 6:7 (Josué obedece todo al pie de la letra) - El resultado.
«Cuando el pueblo oyó el sonido de los cuernos de carnero, gritó con todas sus fuerzas. De repente, los muros de Jericó se derrumbaron, y los israelitas fueron directo al ataque de la ciudad y la tomaron.» Josué 6:20
Toda la vida de los héroes de la fe, estuvo llena de órdenes claras y un corazón dispuesto a obedecer. Poco me he detenido a meditar en lo que sus corazones frágiles podían sentir ante las instrucciones sabias, amorosas y desafiantes del Señor, sin embargo el fiel amor del Señor nos recuerda hoy, a través de su Espíritu Santo que nos ha concedido un espíritu de amor, poder y dominio propio. Que a través de Jesucristo ya hemos alcanzado luchar no para una victoria, sino desde Su victoria.
Dios es amoroso, es bueno y está siempre dispuesto a ayudarnos en cualquier situación, solo debemos procurar tener un corazón listo para obedecer, un oído dócil que sabe escuchar y permite que la instrucción sea recibida con el propósito de obedecerla, sin importar cómo se pueda sentir.
Quiero animarte a que presentes hoy en oración cualquier situación con la que no estás sabiendo como tratar, rinde tu corazón en adoración y con fe espera la estrategia del Señor. Esa estrategia puede venir a través de la escritura, del cuerpo de Cristo, o quizás el Espíritu Santo solo te recordará de forma clara una instrucción que ya te había dado.
Una vez hayas recibido la instrucción, procura obedecer prontamente y al pie de la letra, el Señor estará contigo y aunque los desafíos sean muchos y sientas temor, no solo experimentarás una gran victoria, sino que tu gozo se magnificará por haber obedecido al Buen Pastor.
Padre bueno, en este momento oro para que tu Espíritu Santo visite a cada lector y le recuerde tu enseñanza, tu consejo y tu estrategia ante lo que están viviendo. Que nos encuentres siempre con corazón obediente y oído dócil a tu voz, en el nombre de Jesús. Amén.