Antes de empezar, termina.

Desde mucho antes que iniciara el 2020 ya tenía muchas metas por cumplir, lo que me tenía súper emocionada. Y aunque tenía claro lo que tenía que hacer, cada vez se hacía más difícil simplemente empezar.

Hasta hace un par de días que mientras hacía mi devocional, me encontré con algo que renovó mi pensamiento y trajo mucho orden. Mejor es terminar que empezar.

Creo que todos en algún momento nos hemos emocionado por lo que Dios nos habla que realizaremos, lo lejos que vamos a llegar en Él y lo hermoso que hará en nuestras vidas y a través de nuestra vida, pero lo cierto es que no importa que tantas ganas tengamos de llegar allá, si primero no terminamos, cerramos, clausuramos, finalizamos para siempre todo lo que debe ser terminado en nuestras vidas.

El Espíritu Santo nos enseña a ser entendidos en los tiempos y quizás; así como estaba yo, te encuentras atascado entre todo lo que sabes que debes hacer y muchas cosas que no has terminado aún. 

Probablemente has dejado lugares, personas o situaciones hace mucho tiempo, pero tú corazón sigue allá atascado, encerrado en el temor, la duda, o peor aún, el conformismo.

A las grandes victorias que Dios ya escribió para nosotros, se llega un paso de Fe a la vez. Y solo el Espíritu Santo puede mostrarnos en oración todo lo que ya es tiempo de cerrar, terminar y no volver a recordar nunca más. 

Es liberador, sanador y trae mucho gozo cuando nos atrevemos a, de una vez por todas, poner el punto final donde Dios lo puso hace mucho tiempo y abrir nuestro corazón y entendimiento a lo que está por venir. 

Hoy empezó el tercer mes del año, y si te emocionan los nuevos comienzos tanto como a mi, te animo a que seas valiente y termines lo que tengas que terminar para abrirte paso a todo lo que hay que emprender. 

Nuestros planes futuros serán prosperados por Dios cuando hayamos cerrado en paz todo lo que no corresponde a lo que está escrito en el cielo de nosotros. 

“Más vale un buen final que un buen principio. El que tiene paciencia llega a la meta; el orgulloso habla mucho, pero no logra nada.” Eclesiastés‬ ‭7:8‬ ‭TLA

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