Cuando fui salva el Espíritu Santo me instruyó a dedicar una hora diaria de mis días a leer el libro de los salmos. Empecé a notar que cuando hacía esto mi alma se aquietaba, mis pensamientos se ordenaban de acuerdo al carácter de Jesús, las frustraciones, miedos, incertidumbre, enojos y cosas que no había una razón para estarlas sintiendo simplemente desaparecían.
Estos últimos días el Señor me ha estado llevando a comprender que nuestras emociones deben ser sanadas, que nuestra alma es berrinchuda, malcriada, que quiere elegir sentirse de mil formas que son poco saludables para nosotros porque debe ser santificada, y hoy, en uno de esos momentos en los que afloraron esas emociones para las cuales no hay un “por qué” entonces Él apareció dulcemente una vez más, susurrándome al oído Su palabra.
“5 (6) ¡Pero no hay razón para que me inquiete! ¡No hay razón para que me preocupe! ¡Pondré mi confianza en Dios mi salvador! ¡Solo a él alabaré!” Salmos 42:5 TLA
Hoy quiero animarte a que con total confianza vayas al trono de la gracia de nuestro Padre celestial y ahí expongas con libertad el estado de tu corazón. Él es bueno, entiende lo que estás viviendo y TIENE RESPUESTA PARA ESO, porque CONSUMADO ES.
Adora … y adora mucho, la adoración será siempre nuestra expresión más alta de fe y en el libro de los salmos encontraras a los salmistas en muchas ocasiones ordenándole a su alma como debe sentirse.
“Entonces, alma mía, ¿por qué estarías deprimida? ¿Por qué te hundirías en la desesperación? Solo sigue esperando y esperando en Dios, tu Salvador. ¡Pase lo que pase, todavía cantaré con alabanzas, porque tú eres mi gracia salvadora!” Salmos 42:5 TPT
“En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación.” Salmos 62:1 RVR1960
Sino hay razón para lo que estás sintiendo, llévalo a Jesús, y si la hay, también. Él nos creó y sabe mucho mejor que nosotros como funcionamos, él sabe lo que estás sintiendo, lo que te abruma, y todas aquellas cosas que experimentas a diario pero no le dices a nadie porque el mundo te ha hecho creer que “es normal.”
Jesús se hizo hombre y tomó nuestra humanidad para que nosotros pudiéramos participar de su sobrenaturalidad. Es normal para un hijo de Dios vivir en libertad. Permítele al Espíritu Santo gobernar en todas las áreas de tu vida porque donde él está, ¡HAY LIBERTAD!
“Ahora, el “Señor” al que me refiero es el Espíritu Santo, y donde sea que es Señor, hay libertad”.
2 Corintios 3:17 TPT
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Tesalonicenses 5:23 RVR1960
