Esta foto se tomó hace 2 años, aproximadamente. Andábamos de paseo familiar y aunque fuimos a lugares muy bonitos y comimos mucha comida rica, yo solo andaba buscando amenazas por todos lados y en un estado de ansiedad constante y agotador.
Para el tiempo de esta foto estaba sufriendo algo que se conoce como hiper vigilancia y aunque en su momento no tenía mucha claridad de lo que estaba viviendo y mi frustración era tremendamente grande, mi mamá y mi papá (aún sin ellos entender mucho tampoco ) me impulsaban a creer que eso en algún momento terminaría y que los planes de Dios para mi vida se cumplirían.
Eran muy pocas las cosas que podía disfrutar porque permanecía en estado de alerta a cualquier desastre que pudiera pasar.
“La hiper vigilancia hace que una persona se sienta atenta a los peligros ocultos: una sensación primaria de amenaza, una sensación de andar sobre cáscaras de huevo sin saber porqué. O la creencia de que necesita permanecer alerta en caso de un desastre inminente. En otros momentos, puede ser una sensación de incertidumbre que no puede tolerarse. A menudo, sin embargo, la fuente de la amenaza no se puede identificar y su reacción se siente desproporcionada con respecto a la realidad.”
Recuerdo entonces que al verme frente a esta realidad y sin conseguir dormir por las noches, empecé a vigilar con Dios.
Porque todo empieza con una decisión.
Y aunque el tiempo de sanidad fue extenso, estoy inmensamente agradecida con Dios por toda la guianza, consuelo, amor y corrección que me ha brindado en estos últimos años.
No hay una sola cosa que el enemigo haya querido usar en mi contra que Dios no esté usando hoy a mi favor y para honra y gloria de Su nombre.
Creo que cuanto más cercanos hemos sido al dolor, más útiles somos en el reino de Dios, pues recuerdo una noche en mucho quebranto y oración que el Espíritu Santo me mostró que yo no era víctima de nada, por el contrario, él me convertiría en una respuesta.
Entonces, gracias a Dios porque nos da la gracia que necesitamos frente a cada situación. Gracias a Dios porque su poder se perfecciona en nuestra debilidad y gracias a Dios por JESÚS y su obra redentora en la cruz.
Reconocer nuestra fragilidad, quebranto y dependencia delante de Dios debiera ser una de las cosas que con mayor agrado abrazáramos. Son esos momentos los que nos llevan a crecer en gracia, esos momentos son los que marcan un antes y un después y nos conducen a un conocimiento profundo de cuánto Dios nos ama.
Y el centro de todo este escrito es la verdad de que solo Cristo y únicamente Cristo posee el poder y amor sobrenatural de restaurar, sanar, cuidar con atención y ternura todo lo que pueda estar roto en nosotros y devolverlo a su estado original.
No te frustres si tú proceso de sanidad parece eterno, cuando le rendimos todo
(y con todo, me refiero a eso exactamente, TODO) a Dios, él lo tomará, pero no hará algo para que apenas y te sientas bien, él tomará cada pedazo roto de tu vida, y con ternura inexplicable soplará vida en cada uno. Tratará con todo aquello que por mucho tiempo estuvo oculto, y tendrás heridas profundas, sangrarás y sentirás que ya no puedes más, pero entonces te mostrará, mientras eres restaurado, ese amor eterno con el que eres amado y cada cosa, por pequeña o grande que sea empieza a cobrar sentido y propósito en Él.
Es por eso que debes rendirte. La verdadera paz está en rendirnos completamente en las manos del mejor doctor sin temor de mostrar el tamaño del daño, el tamaño de la herida, porque a él no le asusta, tampoco le preocupa como solucionarlo porque su misma persona es la solución. No le impresiona lo fuerte que quieras parecer porque de antemano sabe cuánto tiempo llevas queriendo aparentar que todo está bien, pero si anhela profundamente verte sonreír, verte disfrutar la vida para la que te creó mientras te enseña cada día en la sala de cuidados a deleitarte únicamente en Él.
Te mostrará paso a paso que tú fuente de vida es Él, y solo Él sabe enseñarlo de manera que enamora, apasiona y enternece. Te mostrará todo lo distorsionado del pecado y como su único fin es destruirte, y cuando tú corazón esté rendido a la obediencia en amor, vendrá sobre ti ese temor Santo e inexplicable de corresponder a su amor para siempre caminando en santidad.
Entonces … permanece en esa sala de cuidados el tiempo que sea necesario. Ten paz, porque ahí, también estás avanzando, también estás creciendo, también estás siendo amado y también te están enseñando a vivir como hijo.
“El SEÑOR se le apareció desde la distancia y le dijo: «Con amor eterno te he amado y por eso te sigo mostrando mi fiel amor. Te construiré de nuevo, serás reedificada; te adornarás de nuevo con tus panderetas y saldrás a bailar y a festejar con gozo.” Jeremías 31:3-4 PDT
Dios es bueno y misericordioso, sus promesas son para siempre.