Simplicidad

 

 

 

Toma 5 minutos o probablemente menos, que todas las mañanas le preguntes al Espíritu Santo a quien quiere abrazar, a quien quiere sanar, qué personas desea Él  que puedan verlo a través de ti.

Hace unos días compartí una tarde maravillosa con una persona muy especial, quien en respuesta a un «te amo» de mi parte, luego de haberla escuchado hablar por mucho tiempo me dijo: «Ámame  para que siga viviendo.» No podría de ninguna manera explicar lo que esas palabras provocaron en mi interior, pues claramente esta persona estaba viendo tanto a Cristo y su amor que fue la mejor recompensa que pude tener ese día.

“»Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Juan 3:16

Este texto es realmente conocido por todos, lo hemos leído y escuchado vez tras vez, pero … ¿estamos realmente dándonos, entregándonos?

Jesús dio, literalmente, su vida por amor. Todo empieza quitándote del centro. Si, sé que suena un poco raro, pero para poder entender lo necesario que eres en el equipo de Dios tienes que olvidarte de ti. ¿Suena contradictorio no? Sin embargo es realmente la cosa más maravillosa que puedes hacer en la vida. Independientemente de cuál sea tu función en el cuerpo de Cristo no vas a desarrollar tu asignación a plenitud mientras estés enfocado en la lista de motivos por los cuales “aún no puedes servir a Dios”, “tus oraciones aún no han tenido respuesta” o lo “grave” de la situación en la que estás ahora mismo. No hay nada de malo en reconocer nuestras debilidades y permitirle a Dios que se fortalezca en ellas, lo malo está en estancarte en ellas.

Algo que me encanta de Jesús es que siempre ve lo mejor de mi, aún cuando yo solo estoy viendo opuesto. Piensa por un momento en lo especial y sanador que sería que de la misma manera miráramos a los demás. ¿Sabes cuántas personas hay allá afuera esperando un abrazo? Una palabra de aliento no te toma más de 5 minutos, orar por alguien, dar tu vida por una persona y no rendirte hasta que puedas ver a Cristo en ella. Cualquiera sea el momento que estés viviendo en tu relación con Dios, créeme, al quitarte del medio y dar tu vida por los demás encontrarás verdadero propósito.

¿Cuál es tu historia? Hay un mundo esperando que te armes de valor y por fin te atrevas a compartir esa intervención del Maestro en tu vida que marcó un nuevo comienzo, el proceso nunca se trató de ti sino de todas las personas a las que Dios quiere llegar y que necesitan saber que si hay esperanza, que si Dios lo hizo contigo, ¿por qué no lo haría con ellos?

“Luego Jesús dijo a sus discípulos: —Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame.” San Mateo 16:24

¿Olvidarme de mi?

Podríamos tomar este texto para toda una semana y nos daríamos cuenta de la cantidad de áreas en nuestra vida en la que no estamos olvidándonos de nosotros para nada, cargar la cruz no es fácil; pero lo vale absolutamente todo.

Sea en un proceso, desierto, corrección o lección, como queramos llamarle; todos en algún punto somos llevados cada vez más profundo, en la medida en que deseemos obedecer y entregarnos. De las cosas que más me han ayudado a olvidarme de mi ( solo por profundizar en un punto, porque este texto es más de lo que podría decir en este blog) es que en estos tiempos intensos de entrenamiento, como me gusta llamarles, me concentro totalmente en lo que estoy pasando, escribo cada detalle; y por extraño que suene me enamoro del proceso no porque se trate de mi. Quiero absorberlo todo, aprenderlo todo y entender bien lo que estoy viviendo para que cuando todo haya terminado sea una vida llena de respuestas desde Cristo para otros. Anteriormente escribí que una de las cosas que más me enamora de Jesús es que el siempre ve lo mejor de mi. De esta misma manera concentrémonos en los demás, te sorprenderás de la cantidad de personas que empiezan a avanzar aceleradamente solo por saber que cuentan contigo, que a alguien le importa lo que están viviendo y que alguien está dispuesto a no rendirse hasta ver a Cristo reflejado en ellos. Porque al final, no te estarán viendo a ti, Cristo en nosotros es esperanza de gloria.

Que todo lo que hagas sea desde el amor, de otra manera probablemente obtengas resultados; pero no resultados que afecten la eternidad.

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